¿Y si esperamos la ficha técnica antes del escándalo?

Este artículo analiza la controversia surgida en redes sociales sobre la posible eliminación de giros en la intersección Churchill con 27 de Febrero, medida aún no oficializada por el INTRANT. Critica la forma superficial y desinformada en que algunos youtubers han abordado el tema, sin base técnica ni comprensión del problema. Destaca la necesidad de decisiones viales fundamentadas y bien comunicadas. Defiende el debate informado, no el escándalo. Y llama a elevar el nivel de la conversación pública sobre movilidad urbana.

GOBERNANZA

Equipo PulsoRD

4/16/20253 min read

¿Y si esperamos la ficha técnica antes del escándalo?

Sobre los giros, las redes y el juicio público prematuro

Por: Ing. Andres Nova/Equipo PulsoRD

“¡Ahora quieren que demos una vuelta de media hora más!”, exclama indignado un popular youtuber dominicano mientras gesticula frente a la cámara. El tema: la supuesta intención del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) de prohibir los giros en la intersección de la Winston Churchill con 27 de Febrero, una de las más conflictivas de Santo Domingo.

Como ha ocurrido tantas veces en la era de la opinión instantánea, la indignación viral se adelantó a los hechos. Lo cierto es que el INTRANT no ha emitido ninguna resolución oficial sobre esta medida, ni ha presentado los estudios técnicos que la sustenten, como lo exige la Ley 63-17. Sin embargo, ya circulan en redes decenas de videos cargados de sarcasmo, alarmismo y argumentos superficiales, que más que informar o analizar, simplifican.

Y eso no es solo un problema para el debate público. Es un problema para la ciudad.

La intersección imposible

Quienes conocen de ingeniería de tránsito saben que la Churchill con 27 es uno de los nudos más congestionados de la capital, con flujos que en hora pico superan los 25,000 vehículos por hora, según aforos recientes​. Es un punto donde convergen vehículos privados, transporte público formal e informal (guaguas, carros públicos, motoconchos) y peatones desprotegidos. Aquí cada movimiento compite con otro. Es como un dominó donde todas las fichas quieren salir a la vez.

Desde hace años, los técnicos han identificado esa intersección como sobresaturada, es decir, que ya no puede manejar el volumen de tránsito que recibe, y cada giro a la izquierda o cruce directo desde varias direcciones genera conflictos y retenciones en cadena.

En muchas ciudades del mundo –Bogotá, San José, Ciudad de México, Barcelona– la eliminación de algunos giros directos ha sido clave para mejorar el flujo vehicular, aumentar la seguridad vial y reducir la congestión. Pero cada decisión de este tipo debe ir acompañada de estudios, rediseños, señalización, rutas alternativas y socialización efectiva. No se puede improvisar. Pero tampoco se puede seguir con lo mismo por miedo a la crítica.

Opinión no es análisis

La preocupación no está en que los ciudadanos opinen. Eso es sano y necesario. Lo que preocupa es que ciertos influenciadores digitales asuman el rol de expertos sin serlo, desinformen con argumentos viscerales y reduzcan un posible rediseño vial a un simple “abuso del gobierno”.

Hacerlo sin entender cómo funciona una intersección, sin hablar de flujos, fases semafóricas, niveles de servicio o conflictividad peatonal, es como hablar de medicina sin conocer el cuerpo humano.

Cuando se dice que eliminar un giro “solo complica más las cosas”, hay que preguntarse: ¿para quién? Porque muchas veces lo que complica para el conductor privado, salva segundos de vida para el peatón que no tiene aceras ni refugios. ¿Qué vale más? La ciudad no puede diseñarse solo para quien va al volante.

¿Qué se espera del INTRANT?

Si bien los voceros improvisados han fallado en el fondo y la forma, el INTRANT también tiene un deber pendiente: comunicar con más transparencia, oportunidad y pedagogía sus intenciones y decisiones. Una medida técnica, aunque sea correcta, mal comunicada se convierte en impopular. Y en este país, lo impopular suele ser reversible.

Por eso urge que si esta medida está en carpeta, se socialice como es debido: con mapas, simulaciones, tiempos de desvío, mejoras esperadas y alternativas claras para todos los modos de transporte. No basta con saber qué se quiere hacer; hay que explicar por qué, cómo y para qué.

Una reflexión final

En una ciudad donde mueren cinco personas al día por siniestros viales, donde el caos parece la norma y donde las decisiones técnicas se ven siempre bajo sospecha, tenemos que elevar el nivel del debate.

Los youtubers tienen derecho a opinar. Pero también tienen una responsabilidad ética: no confundir crítica con burla, ni libertad con ligereza. Porque cuando una medida bien pensada se descarta por presión mediática mal informada, los que pierden no son ellos. Perdemos todos.

Y usted, lector, que cada día se juega la vida al cruzar una esquina o al manejar en un cruce sin ley: ¿no le gustaría saber que, esta vez, alguien está pensando en el problema más allá del escándalo?