Una cabeza sin casco no es cualquier cosa

Este artículo es una reflexión seria y ciudadana sobre la omisión generalizada del uso de casco por parte de los pasajeros de motocicletas en República Dominicana. Con un tono empático pero firme, denuncia la normalización del riesgo y la inacción institucional, especialmente de los agentes de tránsito. Reivindica el derecho del pasajero a estar protegido y recuerda que la ley también lo ampara. Invita a conductores, pasajeros y autoridades a asumir su parte de responsabilidad. Su mensaje es claro: una cabeza sin casco puede ser una tragedia evitable.

PREVENCION Y SEGURIDADGOBERNANZA

Ing. Andres Nova

5/1/20252 min read

Una cabeza sin casco no es cualquier cosa

Reflexión para los que suben, los que manejan… y los que miran

Hay cosas que uno ve tantas veces, que ya no las ve.
Un pasajero sin casco en una motocicleta, por ejemplo.
Lo vemos a diario. En barrios, en avenidas, en campos.
Una madre con un niño. Un joven con el uniforme del trabajo.
Un anciano con la mirada hacia el suelo.

Todos van detrás. Sin casco. Sin ley.
Y uno, desde la acera o desde el carro, los mira pasar… y sigue.

Pero no debería.

Porque esa imagen —que parece normal— no lo es.
Es una bomba de tiempo.
Es un descuido que se paga caro.
Es, muchas veces, la última imagen antes de la tragedia.

No es solo una regla. Es una protección

La Ley 63-17 no es una sugerencia. Es una advertencia con fuerza de ley:
Tanto el conductor como el pasajero deben usar casco.
No hay asterisco. No hay excusa.
Y sin embargo, lo que uno ve en las calles es otra cosa.
Como si el casco fuera un lujo. Como si el pasajero no contara.

Y claro que cuenta.
Porque su cabeza también se parte.
Porque su vida también se pierde.

El problema no es solo la gente. Es la costumbre

Se ha vuelto costumbre dejar pasar al que va sin casco.
Los agentes de tránsito, en lugar de aplicar la ley, la esquivan.
Los motoconchistas dicen que el pasajero no quiere.
El pasajero dice que “es un momentico”.
Y todos se ponen de acuerdo, sin hablarlo, en hacerse los locos.

Pero la muerte no se hace la loca.
Ni los hospitales.
Ni las madres que entierran a sus hijos por un golpe en la cabeza que se pudo evitar.

Una cabeza sin casco no es cualquier cosa

Es un riesgo.
Es una vida expuesta.
Es una ley ignorada.
Y también, muchas veces, es una familia entera que queda rota.

Por eso esta no es una discusión técnica.
Es una decisión ética.

Porque si todos sabemos que el casco salva vidas…
si todos sabemos que la ley lo exige…
si todos sabemos que en este país los accidentes en motores son la principal causa de muerte violenta…

¿qué estamos esperando para tomarlo en serio?

Una reflexión para quien sube, quien maneja, y quien mira

Si usted va a montarse atrás de un motor, pida un casco.
Si usted es motoconchista, lleve uno adicional.
Y si usted es agente de tránsito, no mire para otro lado.
La ley también protege al pasajero. Hágala valer.

Y si usted, como tantos, simplemente ve pasar una moto con un pasajero sin casco…
recuerde esto:

La próxima vez podría no pasar. Podría caer.
Y ya no habrá casco. Ni ley. Ni tiempo.

Tal vez cueste cambiar esta costumbre.
Tal vez incomode pedir un casco.
Pero más incómodo es un funeral.

Una cabeza sin casco no es cualquier cosa.
Es una vida que puede terminar… por no exigir lo que ya está escrito.