“Milton Morrison: liderazgo sereno en tiempos de ruido”
En este artículo, Lucas Vargaz ofrece una reflexión personal sobre el liderazgo ético y la integridad en la política dominicana, tomando como ejemplo la figura de Milton Morrison. A través de un tono íntimo y testimonial, el autor destaca valores como la humildad, la serenidad ante la adversidad y el compromiso con el bien común. Lejos de la retórica agresiva o partidista, el texto apuesta por reivindicar una forma de hacer política basada en la escucha, la empatía y la decencia como virtud estratégica. Un llamado necesario en tiempos de descrédito generalizado.
GOBERNANZA
Lucas Vargaz
7/12/20251 min read


“Milton Morrison: liderazgo sereno en tiempos de ruido”
Por : Lucas Vargaz
En el tablero de la política, Milton Morrison ha demostrado que siempre ha apostado por la honestidad y la transparencia, aunque ese tablero esté lleno de trampas.
Su humildad, lejos de ser una imagen superficial como ocurre en muchos casos, es su mayor fortaleza. Quienes lo conocemos podemos asegurar, sin ninguna duda, que así es. Es una persona que escucha, que se dedica más a defender a la gente que a defenderse a sí mismo. Incluso lo he visto defender a quienes lo atacan, entendiendo que muchas veces las críticas nacen del desconocimiento y de la manipulación, tan comunes en un ambiente marcado por la ignorancia.
Lamentablemente, la política a veces se ve influenciada por calculadores fríos, en un sistema donde la reputación se convierte en la pieza más frágil. A veces, las cosas no son lo que parecen, y basta un rumor o un comentario malintencionado para aprovechar cualquier oportunidad de destruir las buenas intenciones de quien quiere apoyar a la mayoría, a la gente trabajadora, al dominicano común.
Hago esta reflexión después de observar la firmeza y la serenidad con que Milton asume estas situaciones. Supongo que esa es la confianza y la paz que ofrece un liderazgo justo, su compromiso real con la sociedad y su capacidad emocional para resistir la presión sin ceder siquiera un poco, mientras continúa enfocado en lo que considera el proyecto y la devoción de su vida: el pueblo dominicano.
Necesitamos más líderes capaces de moverse entre sombras sin perder la luz, que piensen en el bien de todos y que demuestren que la decencia también puede ser una estrategia ganadora.
Milton Morrison nos recuerda que no todo está perdido. Que aún existen jugadores que no temen mirar a los ojos y que creen en un país mejor, no como eslogan, sino como una convicción profunda, llevando sobre sus hombros el peso de los que menos pueden.