El problema no es El Policía Acostado Gigante (cruce peatonal elevado). El problema es que aquí se maneja como en un safari.
Este artículo analiza la polémica generada por la instalación de un cruce peatonal elevado en el Malecón de Santo Domingo y las quejas de algunos conductores que, al circular a velocidades superiores al límite, experimentan impactos bruscos en sus vehículos. A través de un tono crítico y directo, el texto explica qué es realmente un cruce elevado, cómo se utiliza de forma habitual en ciudades desarrolladas y por qué su efectividad depende del respeto a la velocidad establecida. El artículo contrasta la cultura vial dominicana con la de países donde el peatón tiene prioridad, cuestiona la crítica desinformada y plantea que el problema no es la infraestructura, sino la falta de educación y disciplina vial. En el fondo, es una reflexión sobre ciudad, civismo y la necesidad de evolucionar de una lógica de “sálvese quien pueda” a una convivencia urbana moderna y responsable.
PREVENCION Y SEGURIDADGOBERNANZAPOLITICA Y SOCIEDAD
Ing. Andres Nova
12/12/20252 min read


El problema no es el cruce elevado. El problema es que aquí se maneja como en un safari.
En el Malecón de Santo Domingo apareció un cruce peatonal elevado y, como era de esperarse, apareció también el coro de quejas. Conductores indignados, suspensiones “maltratadas”, vehículos que “saltan”, bocinas ofendidas. El culpable, según ellos, no es la velocidad a la que venían, ni el desprecio histórico por el peatón. No. El culpable es el cruce.
Clásico.
La escena
Un conductor circula por encima del límite, ignora señalización previa, no reduce velocidad y sorpresa !!! , el vehículo rebota.
Conclusión del conductor: “Eso está mal hecho”.
Conclusión real: “Usted venía como si esto fuera la autopista Duarte a las 3 a.m.”.
El cruce elevado no es una trampa. Es una prueba.
Y muchos la están reprobando.
Qué es realmente ese “invento”
Un cruce peatonal elevado es infraestructura de calmado de tráfico.
No es un capricho del INTRANT ni una moda importada sin manual.
Funciona así de simple:
El peatón sube
El vehículo baja
La velocidad se corrige sola
No pide permiso, obliga.
Dónde se usa (y nadie llora)
En ciudades donde la gente entiende que manejar es una responsabilidad, no una competencia:
Ámsterdam, Utrecht – zonas residenciales completas con cruces elevados
Madrid, Barcelona – normalizados por ordenanza
París – integrados en Zonas 30
Londres – llamados speed tables, usados desde los 90
Nueva York y Seattle – zonas escolares y centros urbanos
En ninguno de esos lugares los conductores “saltan”.
¿Por qué?
Porque no vienen embalados.
"como la honda del diablo"
La diferencia incómoda
En ciudades desarrolladas:
El límite es real
La calle no es pista
El peatón tiene jerarquía
Aquí:
El límite es sugerencia
El Malecón se cree autódromo
El peatón estorba
Y cuando la ciudad, por una vez, se diseña para proteger al más débil, la reacción es pataleta.
El verdadero problema
No es el cruce.
No es la altura.
No es el diseño.
El problema es cultural:
Exceso de velocidad normalizado
Cero lectura del espacio urbano
Cero empatía
Mucha bocina y poca educación vial
Como diría cualquier ingeniero serio:
Si el vehículo salta, es porque venía mal.
INTRANT hizo lo correcto
Por una vez, se aplicó una solución probada, internacional, efectiva.
Que moleste a quien maneja como animal suelto no la invalida.
Al contrario: confirma que funciona.
Una ciudad no se diseña para complacer al que corre,
se diseña para proteger al que camina.
Epílogo incómodo
No estamos en un país subdesarrollado por falta de ideas.
Estamos subdesarrollados porque criticamos sin saber,
porque confundimos derecho con costumbre
y porque cuando la ciudad nos pide bajar el pie,
preferimos gritar antes que frenar.
El cruce elevado no es el problema.
El problema es que todavía muchos creen que la calle es selva.
Y en la selva, claro, cualquier piedra parece un ataque personal.
