CARTA PÚBLICA A LOS PROPIETARIOS DE DIARIO LIBRE

Este artículo de opinión, redactado por el equipo técnico de PulsoRD, analiza con profundidad y firmeza el tratamiento editorial que ha recibido la futura restricción de giros a la izquierda en avenidas troncales por parte del diario Diario Libre. A través de datos técnicos, referencias internacionales y un llamado ético, la columna denuncia una preocupante falta de rigor periodístico y plantea una reflexión directa a los propietarios del medio, el Grupo Puntacana, sobre la responsabilidad editorial y el respeto a la verdad. Una defensa de la técnica y del periodismo serio, en tiempos de ruido.

POLITICA Y SOCIEDADERRORES ILUSTRADOS

Equipo Tecnico de PulsoRD

4/22/20253 min read

LA INFORMACIÓN ESTABA A UN CLIC

Vivimos en un país donde siete personas mueren cada día por causas vinculadas al tránsito.
Donde los giros a la izquierda en avenidas principales son responsables de cientos de choques frontales, laterales y obstrucciones críticas.
Donde las intersecciones más letales suelen coincidir con las más caóticas.

Y sin embargo, bastó que se colocaran señales viales anunciando la futura restricción de algunos giros en intersecciones troncales para que se levantara un escándalo editorial en la columna El Espía, del diario Diario Libre.

No un análisis. No una crítica informada.
Un ataque.
Con burla, con insinuaciones y sin una sola fuente técnica.

Se preguntaban en tono de sorna:
“¿Entonces si no era cierto, para qué instalaron las señales?”
Como si la señalización fuera una improvisación, como si el anuncio no respondiera a un plan, como si nadie supiera qué estaba haciendo.

Pero todo —absolutamente todo— estaba a un clic.

Quién colocó los letreros: el Ministerio de Obras Públicas, en coordinación interinstitucional.
Qué plan respalda la medida: el documento Organización Vial 2030, publicado en la web oficial del INTRANT.
Quién recomienda esa práctica:
– La Administración Federal de Carreteras de EE.UU. (FHWA)
– El Instituto de Seguros para la Seguridad Vial (IIHS)
– El Departamento de Transporte de Nueva York (NYC DOT)
– El Plan Mundial de Seguridad Vial respaldado por la OMS
– El Dr. Vikash Gayah, investigador de Penn State University
– Y ciudades como Nueva York, Bogotá, Toronto, París y Singapur.

Todo eso estaba disponible. Público. Accesible.
Con una búsqueda mínima.
Con un poco de voluntad.
Y con algo de respeto por el lector.

No fue falta de información.
Fue falta de interés en buscarla.
Y eso, en periodismo, no se llama ligereza. Se llama negligencia.

La columna violó principios esenciales del oficio:
No verificó.
No contextualizó.
No contrastó.
Y no respetó a su audiencia.

Lo más grave no es que no supieran.
Es que no quisieron saber.
Porque lo que se buscaba no era comprender.
Sino deslegitimar.

Y eso sería solo una falta aislada si no viniera precedida por antecedentes recientes.

No es la primera vez que se editorializa con ligereza en torno al incumbente del INTRANT.
Hace apenas semanas, el propio presidente de Diario Libre, Aníbal de Castro, publicó una pieza titulada “De bulto en más bulto”, donde también se hacía mención directa a su gestión.

Aquello podría haber sido un juicio puntual.
Pero sumado a lo publicado ahora, empieza a perfilarse una línea de insistencia.
Una insistencia selectiva.
Una frecuencia editorial que, en cualquier otro contexto, habría encendido las alarmas de parcialidad.
Y que, en este caso, no puede pasar inadvertida.

Nos resistimos a creer que Diario Libre —bajo el liderazgo de un grupo empresarial tan respetado como el Grupo Puntacana— se esté prestando, aún sin intención expresa, a una campaña de descrédito personal.
Pero cuando se repiten los blancos, se borran los matices.
Y cuando una crítica no se basa en datos, sino en reiteraciones, ya no se busca esclarecer: se busca debilitar.

A LOS PROPIETARIOS DE DIARIO LIBRE

Esta carta no es una queja. Es un llamado sereno y firme.

Desde que el Grupo Puntacana adquirió Diario Libre, muchos dominicanos —y nosotros entre ellos— sintieron confianza.
Porque conocemos la trayectoria de Frank Rainieri y su forma de construir país desde la ética, el trabajo y el compromiso social.

El Grupo Puntacana nunca se ha prestado a campañas oscuras, ni a desinformar, ni a usar el poder mediático para fines impropios.
Su nombre inspira respeto.

Por eso, duele ver que bajo esa sombrilla se estén permitiendo líneas editoriales que desinforman en lugar de orientar.
Que editorializan sin investigar.
Y que eligen la ironía en lugar del análisis.

No se trata de estar de acuerdo con cada decisión de gobierno.
Se trata de cuidar el estándar moral y periodístico del medio que hoy representan.
Y de evitar que una narrativa sin fundamento —escrita con ligereza pero leída con seriedad— acabe erosionando el prestigio del propio diario.

La verdad no estaba escondida.
Estaba ahí.
A un clic.

República Dominicana necesita medios valientes, sí.
Pero también responsables.
Que distingan entre crítica y ataque.
Entre opinión y rigor.
Entre bulto… y verdad.

Rectificar no es debilidad.
Es grandeza.
Y esta vez, también sería un gesto de respeto:
al lector,
a la historia del medio,
y a los principios que el Grupo Puntacana ha sabido sembrar —y defender— durante toda su trayectoria.