Carlos Manuel Cordero Rivera: Un hombre de honor en la educación dominicana
En esta entrega de nuestra sección Hombre de Honor, rendimos tributo al profesor Carlos Manuel Cordero Rivera, figura emblemática de la educación superior dominicana. Su legado como docente, exdecano y mentor en INTEC ha marcado generaciones de profesionales con una formación basada en la excelencia, la ética y el compromiso social. Un recorrido por su vida académica y su impacto en la sociedad, escrito desde la gratitud de uno de sus alumnos, hoy orgulloso de llamarlo amigo. Una historia que honra, inspira y enaltece lo mejor del espíritu inteciano.
HOMBRES DE HONOR
Ing. Andres A. Nova
4/6/20258 min read


Carlos Manuel Cordero Rivera: Un hombre de honor en la educación dominicana.
Vocación, integridad y formación académica
Carlos Manuel Cordero Rivera es reconocido como un ejemplo de integridad y compromiso académico en la República Dominicana. Desde sus primeros pasos en la educación superior mostró una vocación excepcional: se graduó de Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) en 1979, continuó perfeccionándose con un Postgrado en Gerencia de Producción en 1987 y obtuvo una Maestría en Finanzas Corporativas en 1999, todas en INTEC. Esta sólida formación académica sentó las bases de una carrera dedicada al saber y al servicio. Él mismo se define como “formador universitario” que trabaja “para la construcción de una mejor sociedad dominicana”, frase que refleja su profunda vocación docente y su deseo de aportar al bien común a través de la educación.
Trayectoria ejemplar dentro y fuera del aula
La carrera profesional de Carlos Cordero Rivera abarca más de cuatro décadas de labor educativa y de servicio al desarrollo nacional. Inició como profesor en INTEC en 1983 y, desde entonces, ha permanecido en las aulas formando generaciones de profesionales. Su entrega le valió un reconocimiento especial en el Día del Maestro 2013, al ser homenajeado por 30 años de docencia ininterrumpida en la institución. Compañeros y estudiantes destacan su ética intachable y su dedicación constante: es un docente exigente que inculca disciplina y rigor académico, pero también un mentor cercano que inspira con el ejemplo. Una ex-alumna sobresaliente recuerda que la asignatura de Matemáticas Financieras, “impartida por Carlos Cordero, [fue la que] le reportó mayor satisfacción, por el contenido sumamente extenso, las exigencias del profesor [y] la complejidad de los exámenes”. Comentarios como este evidencian el respeto y admiración que genera su ejercicio docente: sus altas expectativas desafían a los estudiantes a dar lo mejor de sí, preparándolos para enfrentar con éxito los retos profesionales.
El profesor Cordero Rivera ha complementado su labor académica con una notable trayectoria profesional fuera de las aulas, aportando su conocimiento en importantes instituciones y empresas del país. Entre 1986 y 1988 se desempeñó como Gerente de Planta en la empresa industrial METALGAS, S.A., donde supervisó y optimizó procesos de producción. También incursionó en el sector público: formó parte de la Corporación Dominicana de Electricidad, Unidad Ejecutora de Proyectos, como Gerente de Control de Proyectos en 1991 y luego Gerente Administrativo hasta 1993, gestionando la ejecución presupuestaria de proyectos eléctricos nacionales. Desde 1995, ha ocupado el cargo de Gerente Administrativo en la firma de consultoría e ingeniería CIAC, contribuyendo a la planificación y supervisión de importantes obras de construcción. Este recorrido dual en la academia y en la industria le ha permitido enriquecer la enseñanza con experiencias reales, conectar la teoría con la práctica y cultivar en sus alumnos una comprensión profunda de las necesidades del sector productivo y de la sociedad.
Liderazgo en INTEC: decanato e impulso a la excelencia
La integridad, experiencia y visión de Carlos Cordero lo llevaron a asumir posiciones de liderazgo dentro de INTEC. En marzo de 2009, fue nombrado Decano del Área de Ingenierías de INTEC, responsabilidad que ejerció durante seis años con resultados notables. Bajo su gestión, el Área de Ingenierías fortaleció su oferta académica y consolidó su prestigio. Se diversificaron los programas de estudios, ofreciendo para 2015 un total de nueve carreras de grado, doce programas de postgrado y trece programas bajo la modalidad 2+2 (doble titulación), en alianza con universidades de primer nivel en Estados Unidos como Penn State, University of Miami, City College of New York y Western Michigan University. Gracias a iniciativas como estas, muchos estudiantes dominicanos pudieron cursar parte de sus carreras en el extranjero y graduarse con títulos tanto de INTEC como de universidades norteamericanas, elevando el perfil internacional de los profesionales formados bajo el decanato del ingeniero Cordero.
Uno de los logros emblemáticos de su periodo como decano fue el impulso decidido a la acreditación internacional de los programas de ingeniería. Fiel a los valores de calidad académica, lideró los esfuerzos para someter las carreras de ingeniería a evaluaciones rigurosas por agencias externas. Fruto de ese trabajo, en 2012 la carrera de Ingeniería Civil de INTEC obtuvo su primera acreditación internacional, y para 2015 tres programas adicionales (Ingeniería Mecánica, Industrial y de Sistemas) recibieron la certificación internacional del Sistema de Acreditación de Ingenierías para el Gran Caribe (GCREAS). En el acto de entrega de esos certificados, celebrado en agosto de 2015, estuvo presente el decano Cordero acompañando al rector y a las autoridades académicas, evidenciando el compromiso del INTEC con la calidad. “En su plan estratégico institucional, el INTEC ha puesto especial énfasis en consolidar su liderazgo, asegurando la calidad de sus programas... La acreditación internacional de nuestra oferta académica es una línea estratégica que iremos fortaleciendo en los próximos años”, afirmó en esa ocasión el rector Rolando M. Guzmán. Estas palabras resonaban con la labor emprendida por Cordero Rivera: cada acreditación obtenida reafirmó la excelencia de los programas bajo su dirección y aseguró que los ingenieros egresados de INTEC compitan con ventaja en el ámbito global. De hecho, la cultura de calidad que ayudó a afianzar continuó dando frutos años después, cuando INTEC se convirtió en 2024 en la primera universidad dominicana con programas acreditados por la prestigiosa comisión de ingeniería de ABET, un logro al que el profesor Cordero aportó como precursor al sentar las bases y estándares necesarios.
Otra faceta del aporte de Cordero Rivera como decano fue la innovación curricular orientada a las necesidades nacionales. Un ejemplo fue la creación de la Maestría en Recursos Hidráulicos, un programa pionero en República Dominicana para la especialización de ingenieros civiles en manejo sostenible del agua. “Esto es un gran paso porque se abre una oportunidad de formación de ingenieros de alto nivel para profesionales de todo el Caribe y Latinoamérica”, expresaron los expertos durante su lanzamiento en 2015. En dicho acto, el decano Carlos Cordero acompañó al rector de INTEC y a especialistas del sector hídrico, demostrando su apoyo a iniciativas académicas alineadas con el desarrollo sostenible del país. Esta maestría, junto con otras iniciativas de postgrado y educación continua, muestran la visión de Cordero Rivera de ampliar la frontera del conocimiento y responder a los desafíos contemporáneos (como la gestión del agua, la energía o la productividad industrial) mediante la capacitación de profesionales altamente calificados.
Legado e impacto en la sociedad dominicana
Hablar del profesor Carlos Manuel Cordero Rivera es hablar de un legado vivo en la educación dominicana. A través de sus más de 40 años de carrera docente, ha formado a cientos de ingenieros e ingenieras que hoy día aportan al desarrollo de la República Dominicana en diversos sectores. Muchos de sus antiguos alumnos ocupan posiciones de liderazgo en industrias, empresas y proyectos nacionales, aplicando no solo los conocimientos técnicos adquiridos, sino también los valores de rigor, ética de trabajo y servicio que su maestro les inculcó con el ejemplo. Su influencia trasciende las aulas: al promover profesionales competentes y responsables, contribuye directamente a fortalecer la capacidad del país para enfrentar retos en infraestructura, energía, manufactura y tecnología.
Los colegas de Cordero Rivera en INTEC también reconocen en él a un educador íntegro y un líder inspirador. Durante sus años como decano y profesor pleno, siempre promovió un ambiente académico regido por la ética, la excelencia y la colaboración. Supo trabajar en equipo con docentes de distintas generaciones, guiando a los más jóvenes con mentoría y consejos, y ganándose el respeto de sus pares por su estilo de liderazgo humilde pero firme. Fue miembro del Consejo Académico de INTEC en calidad de decano, participando en la toma de decisiones estratégicas de la universidad y velando porque estas se orientaran al cumplimiento de la misión institucional. Su nombre es sinónimo de honorabilidad dentro de la comunidad inteciana: quienes lo conocen resaltan su honestidad a toda prueba, su trato respetuoso hacia los demás y su coherencia al actuar conforme a los principios y valores que predica. No es casualidad que la trayectoria de Carlos Cordero esté libre de escándalos o atajos fáciles; por el contrario, es la historia de la constancia y la rectitud puestas al servicio de la educación.
Un ejemplo que inspira orgullo y reflexión
En un país y un mundo que a veces se ven aquejados por la fugacidad y la falta de referentes morales, la figura del profesor Carlos Manuel Cordero Rivera se alza como motivo de orgullo y esperanza. Su vida profesional encarna la idea de que el progreso de una nación descansa en la educación, y de que educar con integridad es de las labores más nobles y transformadoras que alguien puede emprender. Cada clase impartida, cada plan de estudios mejorado, cada joven motivado por él a superarse, representan semillas de desarrollo que germinan en la sociedad dominicana. La sección “Hombre de Honor” no podría encontrar representante más digno: Cordero Rivera ha honrado a su patria no con aspavientos, sino con el trabajo silencioso, diario y dedicado de un maestro ejemplar.
Al reflexionar sobre su legado, se hace evidente que figuras como la de Carlos Cordero son un tesoro para la sociedad. Su combinación de conocimiento, liderazgo ético y amor por la enseñanza ha tenido un impacto multiplicador: ha elevado la calidad de la educación en ingeniería, ha inspirado a colegas a mantener altos estándares y ha demostrado a generaciones de estudiantes que el camino de la disciplina y la honestidad rinde frutos en lo personal y lo colectivo. La República Dominicana puede y debe sentirse orgullosa de contar con educadores de su calibre, forjadores discretos de la prosperidad y la ciudadanía responsable.
En un emotivo reconocimiento a su trayectoria, este artículo busca exaltar su vida y obra. Que sirva como humilde homenaje a un hombre de honor, cuya pasión por formar profesionales íntegros ha enriquecido a toda la nación. Gracias, profesor Cordero Rivera, por enseñarnos que la excelencia es un hábito, que la integridad no se negocia y que la educación, cuando se imparte con el corazón y la mente, puede cambiar destinos. Su historia nos inspira a seguir construyendo, con orgullo, la mejor versión de nuestra sociedad dominicana.Todas fuentes consultadas coinciden en retratar a Carlos Manuel Cordero Rivera como un paladín de la educación cuya integridad y entrega dejan una huella imborrable en la sociedad. Cada dominicano que valore la educación de calidad tiene en él un modelo a seguir y un recordatorio viviente de los frutos que deja la vocación bien encauzada. Enhorabuena por su legado, profesor, y que su ejemplo continúe iluminando el camino de las presentes y futuras generaciones.
Nota al Margen:
Con el permiso de la solemnidad que merece esta semblanza, deseo concluir estas líneas con una confesión íntima y profundamente sentida: fui alumno del profesor Carlos Manuel Cordero Rivera. Como inteciano de la matrícula 91-0419, tuve el privilegio de formarme bajo su guía, no solo en los saberes técnicos que demanda la ingeniería, sino en los principios éticos que dignifican al ser humano. Agradezco en sobre manera los conocimientos académicos y morales que me brindó desde aquellos años de juventud, y aún hoy, con el paso del tiempo, me honra con una amistad que me distingue y enriquece. Su presencia ha sido faro y ejemplo, y este artículo nace no solo de la admiración pública que merece, sino también de la gratitud personal que le profeso. Que estas palabras sean reflejo fiel del profundo respeto que le guardo y del reconocimiento que, con humildad y orgullo, le rinde uno de sus alumnos.
—Ing. Andrés Nova, Inteciano.